Escuchando al que quiere reincidir y a todos los demás postulantes a la Alcaldía de Surquillo, observamos que el mal que está en sus objetivos eliminar, es el mismo: ¡la delincuencia!. El otro, como si fuera exclusivo de nuestro querido barrio: ¡la drogadicción!. Es cierto, existen. Los conozco desde mi juventud y, gracias a que Dios no me hizo adicto a nada, puedo referirme a estos temas con la serenidad con la que debemos afrontarlos. Ojalá concuerden conmigo quienes leen al "Surquillano". A propósito, circuló antes un mensuario del mismo nombre y que dirigía mi amigo Pedro Palacios Jaramillo. Un saludo para él.
Demos una miradita a la televisión mundial y comprobaremos que dichos males no son exclusividad nuestra. La prensa escrita o televisada, los noticieros de radio y cualquier medio de información, aluden siempre a la delincuencia y drogadicción, como caballitos de batalla en busca de acaparar atención o sintonía. Todo se magnifica, se agranda, se infla para lograr el cometido. Lo que le sucede a una persona, un asalto, por decir lo más común, es repetido por todos los canales, radios y periódicos. La multiplicación del mal se hace más evidente y los delincuentes se sienten la gran chupada del mango. ¡Qué más quieren!.
Un policía, juez o quien sea, es encontrado infraganti pidiendo su coimita, origina que todo el Poder Judicial es corrupto y la policía, femenina o masculina, no tiene remedio. Leamos esos "titulares" de los periódicos que tienen más preferencia en las mayorías. Los "chicha", los escandalosos, los que aprovechan ciertos políticos para sus campañas, todos, sin excepción, reproducen a escandaloso color el sensacionalismo del crimen, del robo y de los que se les antoje publicar. Mi tesis indica que así, por más esfuerzos gubernativos o ediles que se hagan, no lograremos combatir los grandes males que nos aquejan. Es darles importancia y nada más.
Por los años 50 del siglo pasado, nuestra época de estudiantes secundarios en el Colegio Nacional "Ricardo Palma" de Surquillo, existía la censura cinematográfica y, por propia cultura y necesidad, un comité que daba el visto bueno a lo que se publicaba o emitía en las emisoras radiales. Recuerdo, ya como locutor, que las noticias tenían siempre un porcentaje grande para lo cultural, político y educativo. Las noticias deportivas y policiales, quedaban para el final, si había tiempo. ¡Había qué leer! Nos cultivábamos de positivismo porque se daba interés a lo bueno, a lo que alimenta el espíritu y engrandece al ser humano.
Volviendo a las elecciones ediles. Siempre están las trilladas preguntas de los viejos y jóvenes periodistas de la radio y la televisión, los medios que más llegan al pueblo y con la constante de la delincuencia. Es que ¿no hay otro interés que el crimen y la farándula laberintosa que tanto agrada a la gente? Pero, ¿ a que gente?- Hay que resaltar la educación. Esa Asociación de Radio y Televisión, debería fomentar cambios y sistemas que favorezcan a la juventud peruana. Sólo aparece cuando "peligra" la libertad de prensa, es decir, sus negocios. No más "promoción a la delincuencia". Hagamos algo por recuperar las buenas costumbres.
Ya no tanto escándalo por negligencias médicas, paredes que se caen o balas perdidas que afectan a gente inocente. Que se acaben los casos extremos. Hagamos normales nuestras cotidianas actividades. Apoyemos y si Ud. sale electo Alcalde, considere mejorar la educación. Sea su primera opción el Colegio Nacional "Ricardo Palma". Es parte importante de sus tareas. La higiene y el deporte en Surquillo, más el arte, deben estar considerados en sus planes. Fomentemos la hermandad y confianza en este distrito y deje de lado sus intereses políticos y personales, para cumplir con el juramento de Buen Vecino. No más gastos en motos ni patrulleros. Olvídense de los delincuentes pero, sin bajar la guardia. Hay mejores opciones. ¡Suerte y Gracias!.
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