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martes, 29 de junio de 2010

"ROBERTO CHÁVEZ DÍAZ". ¡EL POPULAR "GÜALO" DE SIEMPRE Y "FÍGARO" DEL BARRIO!!

Querido y favorito del barrio
En este blog "El Surquillano", damos libertad a nuestros recuerdos. Han permanecido enclaustrados tanto tiempo y que mejor que liberarlos. Por eso es que evocamos en esta reseña a Roberto Chávez Díaz, amigo desde que nuestras mamás nos vestían con los pantalones cortos. Épocas que no volverán porque están bastante lejanas. Con Uds., sencillamente "Gualo". Al llegar a San Diego, luego del terremoto del 40, la destrucción había sido atroz. Escombros por todos lados y figuras dantescas.

El viejo cementerio había sucumbido ante la fuerza telúrica y eludíamos las osamentas diseminadas por lo que es hoy el Municipio y la Comisaría de Surquillo. Fueron parte de aquel Campo Santo. Fue en esa época que nos conocimos. Un niño agradable, tranquilo y muy comunicativo. Estudiamos nuestra primaria en el "Colegio Primavera", el "401" y que dirigía Don Angel Fernández Dávila "El Carioco". Íbamos a pié desde San Diego a lo que hoy es Angamos, por casi treinta minutos de caminata para esa distancia.

¡Pago por adelantado! ¿Eh?
Crecimos en medio de una vecindad  modesta pero, muy noble. La señora Sally, madre de Roberto, fue una dama que se ganaba el aprecio de todos. Estela y Graciela "Chela", sus hermanas, como él, viven en nuestros recuerdos. Con Roberto, nos entreteníamos coleccionando figuritas y en eso era un campeón. Sabía jugar al trompo, bolero y a "enñocar" las famosas bolitas de cristal, en especial las "ojo de michi". Tenía muy buena puntería. En lo que no me ganaba era con "el run run", porque "no había gallo para mi pollo".

Siempre estábamos atentos, durante el juego callejero, a ver la aparición de nuestro querido viejo el Tte. Serván. Aquel "comisario" no nos permitía jugar en la vía pública. Con "Güalo", non entendíamos más jugando a las damas, el dominó y la lectura del "Peneca", el Tony" y "El Pato Donald. Nuestra revista preferida era "El Billiken". Muy buena. Toda una vida sana y jamás tuvimos un altercado. No existió jamás malas intenciones que ensombrecieran aquella niñez.

Corte con "aceitillo y violeta"
Roberto, heredó la digna profesión de Don Pedro Matushita, un inolvidable ciudadano japonés que unió su vida con la señora Sally. Se asimiló a la policía y su peluquería ha gozado siempre del afecto de todos los del barrio querido y siempre es grato hallar a Carlos Loayza, "Pichicuy" o igualmente a "Pucha" Abanto, fieles a Roberto como nosotros. Producto de su unión con Aurelia, tiene seis hijos. Luis Ernesto, María Eliana, Beatriz Ruth, María Isabel, Nancy y Roberto.

Ahora está dedicado a su vocación de dirigente del club "Ciclista Alianza Miraflores" y se siente orgulloso de haber contribuído con su esfuerzo a dotarlo de local propio. ¡Felicitaciones! Es frecuente encontrarnos en la Iglesia San Vicente de Paul, cada vez que alguien del barrio necesita de nuestras oraciones. Buen amigo de toda la vida. Roberto Chávez Díaz, ¡"Gualo"!, de los pocos que quedamos de aquellos años felices de 1940.  Me siento orgulloso de haberte reseñado y revivir tiempos idos. Gracias.

domingo, 27 de junio de 2010

"DON MAURICIO CARREÑO Y YOLA". ¡DOS AMIGOS QUE NOS PREPARAN EL CAMINO!.

Evocar la juventud es volver a vivir. Es increíble. No es lo mismo tener 17 años que 71. Por supuesto, son cifras diferentes pero con los mismos números. Nosotros también equivaldríamos al ejemplo. Ayer fuimos jóvenes y hoy somos ancianos. Diferentes etapas, pero seguimos siendo los mismos en pensamiento, cuerpo y alma. Lo que pasó en los años 40 del siglo pasado, nuestra memoria lo aflora mágicamente en el actual. El baile de antaño y el canto, vuelven en otros ritmos y nos alegran igual.

Y esta regla sigue repitiéndose siglos tras siglos. Nacemos apareciendo y al morir también vamos quedando. Sólo desaparecemos cuando el olvido sucede. En otras palabras. Mientras alguien te recuerda estás vivo, así hallas partido al más alla. Por eso están conmigo mis padres y todos los que amé. La familia, los amigos y quienes, por mil razones, ingresaron a lo que llamamos memoria. Entendida esta teoría, paso a evocar a un amigo que, pese al tiempo transcurrido, sigue vivo en mis recuerdos.

Se trata de Don Mauricio Carreño "El Tata". Si yo tenía 18, el me doblaba la edad y hasta un poquito más. Se gestó un aprecio común, porque ambos teníamos amor a la amistad. En mi barrio de Surquillo, cuna de mi nacimiento, encontré su apoyo fiel para crecer con grandeza. Aquel señor tan bajito, de caminar raudo y firme, tenía siempre una pausa para escuchar mis simplezas. Me dio cabida en su hogar y allí conocí a otra amiga. Era Yolanda su hija, casada con Luis Gamarra, otra hermana para mi.

En mi San Diego querido, calle de nobles vecinos, crecimos con alegría entre amigos de verdad. Fuera del hogar paterno, encontrábamos refugio en casa de Don Mauricio. Y supimos de sus fiestas y alternamos con su gente. Todos de estirpe norteña, que nunca pude olvidar. Alejado de mi barrio y ya con mis obligaciones, nunca dejé de llamarlo, hasta que Dios lo citó. Quedaron Yolanda y Luis con sus hijos querendones, siempre atendiendo al amigo, que jamás los olvidó. Hasta que Lucho se fue.

De ese nexo de amistad quedaba tan sólo Yola y en este transcurrir del tiempo, con su secuela de males, me llama María Mercedes, la mayor de los Serván bastante recuperada. Estoy feliz que asi sea. Tronco fuerte y admirable, siempre su voz es mi aliento. Tanto por saber su bien y el de la casa también. Son 5 hermanos como el tango de Gardel. ¿Qué me dijo Maricucha?... El 9 de Julio tienes una Misa en San Vicente de Paul. ¿Por qué será? me pregunté. Hace un mes hubo otra misa (?...).

En efecto. Esta vez habrá que ir a orar por el espíritu de Yola. Quedó muy dañada cuando partió su Lucho. No conocí pareja más unida y que la muerte había separado. Queda el consuelo que se han reencontrado y, ¡en qué sitio!... al lado de Dios, juntito al "Tata Mauricio" y con todos sus antecesores. Allí estaremos con  los del barrio y como ayer, unidos para rezar por YOLANDA CARREÑO LUNA a las 6.45 p.m. Por cierto estarán los 3 Gamarra-Carreño y "Güalo", Mauricio, "Pucha" y los demás. Gracias.

viernes, 25 de junio de 2010

¡MI SUEGRA FUE UN AMOR!. "ZOILA ESPERANZA".

De muchacho siempre oía decir bromas acerca de las suegras. Las letras de las canciones jamás hablaban bien de ellas. La fama de las madres políticas, no era nada buena. Y ante ese panorama adverso cuando hube de ir al altar, rogaba no caer en tal desgracia. La experiencia de mi padre con la suya, no pude verla porque mi abuela murió temprano. Con respecto a mi madre, la conoció sólo por cartas porque jamás llegó a la capital. A mis 21 años, conocí por vez primera a una suegra propia. Confesaré que mi primer encuentro con Zoila Esperanza, no fue tan grato.

Sis últimos años fueron conmigo.
Aconteció una noche pasadas las 11 y que acompañábamos de retorno a su hogar, a la que sería mi esposa. Ni mis amigos Leonidas Carbajal y Manuel Sotomayor, este último músico acordeonista que nos acompañó a celebrar su cumpleaños a un chifa, se salvaron de la reprimenda que, en trío, recibimos de la cincuentona señora de pelo plateado. Era la segunda vez que trataba a esta mamá, muy pegada a su disciplina antañera. Con Antonieta, mi querida "Gaby Rossi", sólo duró el noviasgo un año. ¡Para qué más!... adujeron mis suegros. Llegamos al Altar un 30 de Noviembre de 1958. 

Debo confesarles algo y muy sincéramente. Me saqué la suerte con mi suegra. Cómo olvidar esos desayunos y almuerzos de los domingos, cuando caíamos de visita casi obligada. Zoila Esperanza Quiroz Perasso, una dama  peruana descendiente de genoveses, me abrió su cariño y con Moisés, su viejo, encontré otra casa paterna. En poco tiempo nos tratábamos con la confianza que debe existir en una familia. Manuel, 4 años menor que yo y todavía estudiante universitario, se asimiló al panorama y se convirtió en un hermano más. Lo mismo pasó con Juán, el cuñado radicado en España.

Sencilla y Linda-
¡Ah!... Me olvidaba de la abuelita María, la suegra de Moisés y que vivía con ellos. De un genio especial, sucumbió ante el sonido de mi musical acordeón. Cantaba como la nieta y también llegué a quererla. Se nos fue temprano y con gran dolor. No cambió en nada esta familiaridad, hasta que nos llegó la madurez y para ellos la vejez. Les diré que en los momentos más difíciles de salud de Zoila Esperanza, creció aún más mi afecto hacia ella. No podré olvidar nunca aquellas sus palabras de consuelo cuando perdí a mi madre. Con una certeza de su personalidad me dijo y hoy evoco:

¡Ella ya descansa al lado de Dios. Ahora, yo soy tu madre!. Me abracé y lloré a su lado y, en efecto, desde aquella vez, nunca la abandoné y la llené de todo mi amor de hijo agradecido. Zoila y Moisés, suplieron con creces la ausencia de mis padres, ambos fallecidos en tan sólo un mes. Barbarita y Angel, no soportaron la separación. Primero se fue él y como si hubiera firmado un compromiso con su viejo, justo el día de su primera Misa, nos dejó igualmente la que nos enseñó a rezar. Gracias a Dios, una suegra querendona y su siempre amado esposo, fueron mi consuelo total.

Cuando Moisés tuvo que viajar, Zoila Esperanza se refugió en mi hogar. Sólo eran recuerdos los tiempos en los que nuestras visitas a su hogar, llenaron su soledad. Esa ancianidad suya me llenó de energía especial y experimenté la belleza sublime de dedicarme a su cuidado. Gracias a ella, y me lo decía, gané el cielo. Hasta que también partió. Cuando fuí operado del colon, acudí a su recuerdo y al de todos los que están en el más allá. Son dos años y tres meses que sobrevivo al cancer y me entretengo en este teclado milagroso, siempre acompañado de Zoila Esperanza, mi suegra adorada. Gracias. 

domingo, 20 de junio de 2010

MIS NIETOS Y LA MÚSICA. ¡MILAGRO DE DIOS!.

Ya se ha hecho costumbre en el Perú, la celebración del "Día del Padre". No se podrá igualar de ninguna forma al de la madre, porque hay otros rasgos humanos que nos diferencian notablemente y establecen la diferencia. Sin embargo, cuando los sentimientos surgen de las raíces profundas en lo que hoy conocemos como cuadro genético, hay que palpar en carne propia lo divino de la naturaleza que, milagrósamente, tal un manantial que brota espontáneamente, señala las características de la repetición.

Recuerdo que mi madre, en esos momentos de gratos recuerdos de nuestra niñez, nos decía de cómo la música nos afectó desde el nacimiento. Por ejemplo, en aquellos momentos del lloro sin aparente motivo, bastaba hacernos oir la reproducción de un disco en la victrola y la calma nos invadía. De siete hermanos, yo era el que funcionaba al compás de un sonido. Una canción, "Figurín de Cartón", lograba el milagro de que el bebé que todavía no cumplía el año, acariciaba precozmente el pentagrama.

La suerte y mi hijo Juán Carlos, me han regalado mis primeros nietos, es decir mellizos. Mujercita y varón cumplirán el 10 de Noviembre sus dos primeros años de vida. Tratando de poner en evidencia lo que nos sucedió cuando bebés, arrullamos a Alejandra y Joaquín, entonándoles la "Canción del Vino", una especie de tarantela que ejecuta la Orquesta de Andre Rieu. Como me paso un día completo con mis nietos, en dos ocasiones practico la experiencia y logro que con esta melodía, se duerman.

Mi nuera Mechita me ha bautizado como "el abuelito arrullador". Siento el amor de esos niños y sentimientos especiales me invaden. Hoy, Día del Padre, llegaron a nuestro hogar y de acuerdo con mi querida esposa, reprodujimos el disco con la actuación del afamado músico. Era la primera vez que oían esta versión, sólo conocida por mi arrullo. Quedaron impresionados y estáticos frente a la pantalla y sustraídos a la melodía y canto del tema referido. Tuve que cargarlos, porque pedían los brazos.

¡Qué manera de gustar de la música!. Querían la repetición y en completa sugestión, observaban cómo los protagonistas del espectáculo, los fascinaban. Dieron cuenta de su merienda sin ocasionar problemas y festejaban los aplausos con sus ojitos plenos de alegría. Debo reconocer que soy un "abuelo chocho" pero no exagero. Todos los presentes, sin ánimos de complacerme, quedaron convencidos de esta experiencia y, a tres horas que dejaron mi hogar, estos niños han inundado mi ser..

Abuela cantante lírica, tía que cantó desde los 3 años, abuelo acordeonista y tecladista y padres musicales al ciento por ciento, no pueden haber hecho mejor trabajo al regalarnos dos nietos de congénita vena artística. He vuelto a sentir el amor, aquel puro sentimiento del alma y que nos embarga totalmente. No pinto genios y no pretendo extravagancias. Acepten mi cariño y tómenlo con la comprensión debida. Porque "mis nietos y la Música" son un milagro de Dios que revitaliza mi existencia. Muchas gracias.