Carlos Serván |
Mi otra vocación, la música, quedó postergada. El profesor Oscar Velásquez, que nos fascinaba interpretando las polonesas de Chopin al piano, me exigía tener instrumento y lógicamente, por razones obvias, era imposible. Sin embargo, el profesor de canto Pietro Bruno, que me había probado para el coro, tuvo el acierto de obsequiarme un manual de ejercicios para los dedos y que consistía en indenpendizarlos a base de prácticas sin el instrumento. ¡Cuánto le debo a este maestro!.
En Victoria TV con "Gaby Rossi". |
Me dije: "QUERER ES PODER". Adquirí un acordeón y me enfrenté al pentagrama. No desaproveché el tiempo y devoraba los ejercicios con mi ansiedad y voluntad a plenitud. Tenía 22 años de edad y el reto era difícil. Mi profesor me alentaba y se asombraba de mis rápidos progresos. En Surquillo conocí al "Cholo Berrocal" y me uní a sus presentaciones con mi acordeón. No desaprovechaba nada y sin imaginármelo, enseñando a niños lo elemental, culminé esta misión.
"El Hombre del Acordeón". |
Aceptábamos todos los eventos sociales y llegamos a importantes instituciones como "El Circolo Sportivo Italiano", los "Country Clubs", el "Club Esmeralda", etc. Cuando fungía de locutor en "CINCOMANÍA" por Panamericana T.V., Humberto Martínez Morosini, mi gran amigo y colega me bautizó como "El Hombre del Acordeón". Hoy he dejado el fuelle por los "teclados". Sigo en la brega y me siento orgulloso de haber cumplido mis sueños, superando los años a base de esfuerzo y dedicación. (Continuará).
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