Evocar la juventud es volver a vivir. Es increíble. No es lo mismo tener 17 años que 71. Por supuesto, son cifras diferentes pero con los mismos números. Nosotros también equivaldríamos al ejemplo. Ayer fuimos jóvenes y hoy somos ancianos. Diferentes etapas, pero seguimos siendo los mismos en pensamiento, cuerpo y alma. Lo que pasó en los años 40 del siglo pasado, nuestra memoria lo aflora mágicamente en el actual. El baile de antaño y el canto, vuelven en otros ritmos y nos alegran igual.
Y esta regla sigue repitiéndose siglos tras siglos. Nacemos apareciendo y al morir también vamos quedando. Sólo desaparecemos cuando el olvido sucede. En otras palabras. Mientras alguien te recuerda estás vivo, así hallas partido al más alla. Por eso están conmigo mis padres y todos los que amé. La familia, los amigos y quienes, por mil razones, ingresaron a lo que llamamos memoria. Entendida esta teoría, paso a evocar a un amigo que, pese al tiempo transcurrido, sigue vivo en mis recuerdos.
Se trata de Don Mauricio Carreño "El Tata". Si yo tenía 18, el me doblaba la edad y hasta un poquito más. Se gestó un aprecio común, porque ambos teníamos amor a la amistad. En mi barrio de Surquillo, cuna de mi nacimiento, encontré su apoyo fiel para crecer con grandeza. Aquel señor tan bajito, de caminar raudo y firme, tenía siempre una pausa para escuchar mis simplezas. Me dio cabida en su hogar y allí conocí a otra amiga. Era Yolanda su hija, casada con Luis Gamarra, otra hermana para mi.
En mi San Diego querido, calle de nobles vecinos, crecimos con alegría entre amigos de verdad. Fuera del hogar paterno, encontrábamos refugio en casa de Don Mauricio. Y supimos de sus fiestas y alternamos con su gente. Todos de estirpe norteña, que nunca pude olvidar. Alejado de mi barrio y ya con mis obligaciones, nunca dejé de llamarlo, hasta que Dios lo citó. Quedaron Yolanda y Luis con sus hijos querendones, siempre atendiendo al amigo, que jamás los olvidó. Hasta que Lucho se fue.
De ese nexo de amistad quedaba tan sólo Yola y en este transcurrir del tiempo, con su secuela de males, me llama María Mercedes, la mayor de los Serván bastante recuperada. Estoy feliz que asi sea. Tronco fuerte y admirable, siempre su voz es mi aliento. Tanto por saber su bien y el de la casa también. Son 5 hermanos como el tango de Gardel. ¿Qué me dijo Maricucha?... El 9 de Julio tienes una Misa en San Vicente de Paul. ¿Por qué será? me pregunté. Hace un mes hubo otra misa (?...).
En efecto. Esta vez habrá que ir a orar por el espíritu de Yola. Quedó muy dañada cuando partió su Lucho. No conocí pareja más unida y que la muerte había separado. Queda el consuelo que se han reencontrado y, ¡en qué sitio!... al lado de Dios, juntito al "Tata Mauricio" y con todos sus antecesores. Allí estaremos con los del barrio y como ayer, unidos para rezar por YOLANDA CARREÑO LUNA a las 6.45 p.m. Por cierto estarán los 3 Gamarra-Carreño y "Güalo", Mauricio, "Pucha" y los demás. Gracias.